El Efecto Leo: Reflexión después de 100 días
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En el mundo del liderazgo, hay una práctica común: después de los primeros cien días en el cargo, nos detenemos a reflexionar. ¿En qué dirección nos está llevando este nuevo líder? ¿Qué tono se ha establecido? ¿Hacia dónde nos dirigimos?
En estos primeros meses, estamos comenzando a ver el tipo de pastor que Dios nos ha dado. El "Efecto Leo", como me gusta llamarlo, es el fruto de su presencia. Son las bendiciones, los nuevos impulsos y los signos esperanzadores que ya están surgiendo en nuestra Iglesia y en nuestro mundo.
En una reunión reciente del Consejo Presbiteral, uno de nuestros sacerdotes agustinos me dijo que, dado que el Papa León es agustino, han notado un aumento en los hombres jóvenes que expresan interés en el sacerdocio. Ese es el Efecto Leo en acción. Estas son ondas de inspiración que se mueven desde Roma hasta las parroquias y comunidades locales como la nuestra.
Otra pregunta que me han hecho muchas veces en las últimas semanas es esta: ¿elegirá el Papa León XIV Chicago como el primer lugar que visite? La gente se ha preguntado si podría regresar a sus raíces en los suburbios del sur, visitar su antiguo vecindario en Dolton, tomar una rebanada de su pizza favorita o incluso celebrar misa en el parque de los White Sox. Por maravilloso que sea, y por mucho que personalmente me encantaría verlo, generalmente le recuerdo a la gente que es más probable que su primera parada sea un lugar con necesidad urgente de sanación, reconciliación o paz. Tal vez Tierra Santa, tal vez Ucrania, o tal vez otro rincón del mundo que necesita su presencia pastoral. Pero, ¿quién sabe? El Espíritu Santo guía estos viajes, y por ahora simplemente esperamos con gozosa anticipación.
Personas cercanas al Papa León han dicho: "Escucha más de lo que habla". Eso en sí mismo es parte del efecto Leo. En una era de ruido y titulares constantes, el testimonio de un líder que escucha profundamente es sorprendente. Su forma de liderazgo no se basa en frases rápidas, sino en gestos constantes de cercanía y compasión. Al principio de su pontificado, celebró misa con las personas sin hogar y luego compartió una comida con ellos. Ha hablado a menudo del "fuego del amor" que debe arder dentro de nosotros, no un fuego que permanece oculto, sino uno que se extiende hacia afuera en compasión, justicia y paz.
Otro signo del efecto Leo es su construcción de puentes entre culturas. Nacido en los Estados Unidos, formado como misionero en Perú y moldeado por el espíritu agustiniano de comunidad y humildad, el Papa León encarna la universalidad de la Iglesia. La historia de su vida une América del Norte y del Sur, el inglés y el español, la tradición y la modernidad.
El Papa León también ha expresado su preocupación por los problemas globales urgentes. Ha hablado sobre las cuestiones morales que rodean a la inteligencia artificial, recordándonos que no debemos permitir que la tecnología, el dinero o el poder desplacen a Dios. Ha pedido la paz en las zonas de conflicto, instando al mundo a buscar la reconciliación. También nos ha recordado que la grandeza de la Iglesia no se mide en estatus o riqueza, sino en santidad y servicio. Recientemente, aprobó una nueva Misa para el Cuidado de la Creación, destacando su compromiso de salvaguardar nuestra casa común y animando a todos los creyentes a orar y actuar por la protección de la tierra de Dios.
Al mismo tiempo, ha mostrado un profundo respeto por la tradición. Cuando salió al balcón de San Pedro, recuperó el uso de la mozzetta, una vestimenta papal tradicional que simboliza la continuidad con la historia. También revivió la antigua práctica de otorgar personalmente el palio a los nuevos arzobispos. Estos gestos nos recuerdan que, si bien el Papa León lleva a la Iglesia a nuevos desafíos, permanece anclado en su historia y símbolos. Su liderazgo equilibra la continuidad con la creatividad.
Muchos también han notado su calidez y capacidad de relación. Es accesible, disfruta de pasatiempos simples como el béisbol, el tenis y los juegos de palabras, y habla claramente desde el corazón. Estos toques de humanidad nos recuerdan que el Papa no es una figura distante, sino un pastor que camina con su rebaño.
El Efecto Leo es nada menos que el Espíritu Santo recordándonos que Dios está vivo y activo en Su Iglesia. Y así como el mundo hace una pausa después de cien días para reflexionar sobre un líder, hagamos una pausa para reconocer la obra del Espíritu a través del Papa León XIV. Mientras oramos por nuestro nuevo Santo Padre, comprometámonos también a estar abiertos al impacto que el Efecto Leo puede tener en nuestras propias vidas, para convertirnos en personas de unidad, compasión y amor que incendien el mundo.